domingo, 3 de agosto de 2008
Esposa
Ella
Ella puede ser el rostro que no puedo olvidar
La huella del placer o del remordimiento
Puede ser mi tesoro o el precio que tengo que pagar
Ella puede ser la canción que canta el verano
Puede ser el frío que anuncia el otoño
Puede ser cien cosas diferentes
Mientras pasa el día
Ella puede ser la bella o la bestia
Puede ser el hambre o el banquete
Puede convertir mis días en cielo o en infierno
Ella puede ser el espejo de mis sueños
Una sonrisa reflejada en un arroyo
Ella puede no ser lo que parece dentro de su máscara
Ella quien siempre parece feliz en medio del gentío
Sus ojos pueden ser tan privados y tan orgullosos
A nadie le permite verlos cuando lloran
Ella puede ser el amor que no puedo esperar que termine
Puede venir a mi desde las sombras del pasado
Que recordaré hasta el día que muera
Ella puede ser la razón para sobrevivir
El porqué y el donde por lo que estoy vivo
A quien yo cuidaré a través de los muchos y ásperos años
Yo tomaré sus risas y sus lágrimas
Y con ellas ataré todos mis recuerdos
Por donde ella va yo voy a estar
El significado de mi vida es ella, ella
(Traducción libre por Sofocador)
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Rezar
Rezar
Como los bosques, los ríos de agua clara, los almuerzos en familia, la correspondencia de puño y letra…día a día vamos perdiendo cosas y costumbres.
Rezar es una de ellas.
Desde mi condición de no creyente…hago hincapié en esta actividad por que es una de esas cosas que va quedando como hábito sólo en personas mayores y según parece se irán perdiendo definitivamente cuando ellas partan.
Son muy pocos los jóvenes que hoy, aún siendo creyentes y hasta partícipes de las actividades de la iglesia, tienen la costumbre de orar.
Quizá sólo los musulmanes mantienen la tradición, pero quizá más por rescatar su “nacionalismo” que por religión.
Quizá sea ya una certeza la otra creencia de que “rezar no sirve para nada”, hoy sólo se reza cuando se está muy asustado, sabiendo que es como pedir socorro mientras se cae en un abismo.
Estamos tan ocupados haciendo tantas cosas…que ya casi ni nos miramos a los ojos…no nos tocamos…desconfiamos de todos y aunque parezca poco importante, creo que esa íntima reflexión, cuando se hace íntegramente, la da sentido a la frase “salva tu alma” que a mi entender, nada tiene que ver con lo religioso.
lunes, 23 de junio de 2008
Pensar
Pensar es conectar recuerdos. Esta actividad del cerebro puede tener varios fines: encontrar la solución a un problema, comprender el tiempo y el entorno, conjeturar el devenir, verificar la relación entre causa y efecto, explicar la realidad, intentar la abstracción, crear...
El problema de entender cabalmente qué es el pensar, se retrotrae entonces a la cantidad y calidad de nuestros recuerdos. Si no tenemos recuerdos, si no tenemos un código (lenguaje) en el que apoyarnos, dificilmente podamos hablar de pensar.
Con este razonamiento, vemos que si nuestros recuerdos no son exactos y están modificados por nuestras sensaciones (aquí intervienen fuertemente nuestros sentimientos) seguramente el resultado de lo que entendemos como pensar, se verá influenciado por ese pasado que nuestro cerebro recrea completando con “elementos lógicos” los detalles olvidados.
Todos recordamos sucesos trascendentales de nuestras vidas: un viaje, el casamiento, la pérdida de un ser querido... Somos capaces de recordar cómo, cuándo y dónde, las personas que estaban con nosotros y unos pocos detalles importantes mas.
En nuestro casamiento, por ejemplo, sabemos que los invitados estaban vestidos (lo contrario habría quedado fuertemente grabado por lo ilógico) pero no recordaremos qué llevaba puesto cada uno, asi es que nuestro cerebro vestirá a esas personas con elementos conocidos pero nunca exactos.
La mayoría de nuestras ideas, entonces, están apoyadas sobre conceptos muchas veces incompletos o erróneos, por lo que se hace necesaria la constrastación permanente. Para ello recurriremos a los recuerdos de otros, a las pruebas documentales de todo tipo y hasta el intento de reconstrucción de los hechos, muchas veces imposible.
El hecho de que “Cada criatura piense de una manera diferente” se fundamenta entonces en que cada persona recuerda de una manera diferente. Y esa es la diferencia que nos hace distintos a los cerebros electrónicos, incapaces de elaborar conceptos influenciándolos con sentimientos como el amor, el odio, la envidia, la vergüenza, el deseo, la soberbia, la perversidad, el afecto,la avaricia, la fe, etc... además de todos los estados intermedios que de ellos existen y que viéndolos desde esta perspectiva, comprendemos como imperiosamente necesarios.
De este extraño fenómeno nacen lo bueno y lo malo. El cielo y el Infierno.
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